lunes, 28 de febrero de 2011

Armando Cassigoli (1928-1988). Chile/México







Selectos de Armando Cassigoli


POR LO QUE VIVO

Maduro de esperar mis juventudes,
cansado de inventar mi propia suerte,
veo pasar la vida en cada trino,
en cada soledad, en cada muerte.

Hay un parrón quizás en el recuerdo,
un perfume de sal en mares fríos
un cabello de llamas en el lecho,
un andén provinciano en el estío.

Una gran rebeldía en el camino,
el recuerdo de viajes ya perdidos,
un largo atardecer, un largo vino
bebido en mi Santiago peregrino.

Un viento de nostalgia azota y quiebra
los tristes ventanales del exilio;
el Pacífico me baña en otras tierras,
pronuncia el nombre "patria" en otro sitio.

Pasan mis siglos lentamente y quiero
reposar en chillares ya perdidos,
recorrer esos mil valparaísos
que hay en cada pedazo de mi mismo.

A esta hora es poco lo que pido;
sólo el pan, sólo el aire, sólo el vino,
la libertad de ver a mis montañas,
la libertad, en fin, por la que vivo.


El Descubridor

Sucedió en el tiempo en que reinaba lxtlán, a lo largo y a lo ancho de toda Guanahani, en todas sus orillas y confines sobre las pálidas cimas y en los abismos de rugiente profundidad; lxtlán, el soberano de ojos de guacamayo y piel de maíz; lxtlán, Padre de todos los hombres de la Isla; lxtlán, Abuelo de los niños y mujeres de fértil territorio; lxtlán, Verdugo y Vencedor de los Espíritus del mal y de la Noche.
Se anunciaba recién el alba como bandada de tucanes de plumas encendidas, cuando el buen rey llegó solitario a orillas del mar, con el fin de rezar su primera oración al Astro que nacía.
Contemplaba el soberano la placidez del agua, el juego eterno de las olas, cuando hizo un importante descubrimiento. Era algo inusitado, jamás visto: una inmensa canoa, llevando encima una enorme casa rodeada de troncos desnudos, se acercaba a la costa. ¡Era éste un gran descubrimiento!
Cuando la embarcación estuvo a corta distancia, se percató con mucho asombro que de ella bajaban pequeñas piraguas, como las usuales en Guanahani para las faenas de la pesca. Las tripulaban hombres extrañamente ataviados que llevaban lanzas y astas coronadas de tejidos multicolores. Los recién llegados pisaron tierra y uno de ellos, rey o jefe de guerreros al parecer, hundió en la arena dos maderos cruzados y habló durante largo rato en una jerga incomprensible.
Mucho tiempo estuvo lxtlán, detrás de un tupido ramaje de bejucos, contemplando a los desconocidos, saboreando su descubrimiento.
Cuando el buen soberano llegó a la aldea a contar lo que recién había visto, los consejeros, ancianos y brujos, se encaminaron en silencio, con sigilo de guerreros, hacia la playa para confirmar lo aseverado por el rey.
Hubo entonces revuelo y fiesta en el poblado para celebrar la nueva hazaña del monarca. Se reunió el Consejo de Ancianos y determinó que, desde ese momento, lxtlán agregara, a sus muchos títulos honoríficos, el de "El Descubridor". Este galardón lo conservó el rey hasta su muerte, ocurrida demasiado pronto -así como la de casi la totalidad de los isleños- en las fieras manos de los recién llegados.
Sucedió en el tiempo en que reinaba lxtlán, soberano de ojos de guacamayo y piel de maíz, último rey de la pacifica isla de Guanahani, allá por el año de gracia de Nuestro Señor, de mil cuatrocientos noventa y tantos ...



Palabras de sus colegas:

Entre las cualidades de Cassigoli se destaca su humor y utilización de los grotesco, que ya vertió en sus cuentos. En “Ángeles bajo la lluvia” (novela), se registran dos escenas de notable jerarquía, en que lo popular se funde con la sátira fina… Ricardo A. Latcham

Cuando la cuidad pertenecía a los escritores, estos eran dueños de sus calles. Armando Cassigoli las recorría y era amigo de todos. A él lo hacía feliz leernos sus cuentos que comentábamos con entusiasmo. Nos encantaba su gracia, su humor. Virginia Vidal

Armando Cassigoli perteneció a la llamada Generación del 50. La de Donoso, Jorge Edwards y Lafourcade, entre otros narradores que rompieron con el criollismo, al tiempo que mantuvieron una distancia bastante escéptica con la llamada novela social, por responder ésta a un compromiso anterior o ajeno a la literatura. La del '50 fue en lo fundamental una generación más “literaria”, que incorporó, si no por primera vez, al menos mejor digeridas, aquellas innovaciones técnicas que revolucionaron la narrativa en las primeras décadas del siglo pasado. Daniel Pizarro Herrmann

Armando Cassigoli era un hombre vital, un profesor atmósfera, un amigo. Lo conocí en el Darío salas, fue mi profesor de filosofía. Yo iba a su casa y nos sentábamos en su gran biblioteca. Se exilió en México y no lo volví a ver más. Un escritor a tiempo completo y gran animador de tertulias literarias. Armando era un bohemio, forjador de juventudes, profesor por vocación y amigo por lealtad. Rolando Gabrielli


Armando Cassigoli, escritor (1928-1988). Nació en Santiago de Chile. Estudió en el Liceo M. L. Amunátegui y cursó Filosofía y Psicología en la Universidad de Chile, donde fue profesor y Decano de la Facultad de Filosofía. Durante el exilio fue profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro destacado de la Generación del 50, Armando Cassigoli no sólo fue un talentoso narrador sino también un dedicado pensador y maestro.
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1 comentario:

  1. Querido Armando, querido profesor, tus rojas rosas aun adornan mis manos, tu profundo amor a la ensenanza perdura en las salas de clases de Condell y en los corazones de tus estudiantes. Que bello recuerdo has dejado, que magnifico poderio nos distes con la dialectica como metodo de entender la historia y como nos ensenaste que el Marxismo es la manera amorosa y profundamente revolucionaria de ser un humano en la sociedad.Un salud por tu memoria ahora y siempre Armando Cassigoli

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