jueves, 11 de agosto de 2011

De Tecnopacha. Poeta Andesground Oscar Saavedra Villarroel

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Oscar Saavedra Villarroel. Santiago de Chile, 1977. Licenciado en Educación. Becado por la Fundación Pablo Neruda en el 2005. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de poesía, Chile Poesía, Cielo Abierto, Perú, Gira Bolivia 2009 o érase una vez La Paz-Cochabamba, Bolivia, entre otros. Ha obtenido varias menciones en diversos concursos (Juegos Florales Gabriela Mistral 2008). Un adelanto de su proyecto poético dOPING hISTÓRICO fue publicado en "Anomalías, 5 poetas chilenos" (Editorial Zignos, 2007). Tecnopacha (Editorial Zignos, 2008)  Poemas suyos han sido traducidos al portugués en la Antología Latinoamericana Bilingüe “Tránsito de Fuego”. Coordinador del Encuentro Nacional de poesía Descentralización Poética y director de la editorial ANDESground.



 
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ME VIENE LA VOZ HACIA ADENTRO: 
Estuve meses, hecho añicos, 
en una habitación regional
-cerca de mi volcán California-,
vendiendo porno snuff
a los chicos liceanos que salían
de sus casas/ ruca.
Súper anómico/ onanista caminaba.
Súper último/ paíscidio caminaba
dentro de las cuatro tierras
de mi habitación –karma-
callado, escribiendo la melodía Chicago,
llovido por los pocos euros que me quedaban.
Hasta que un pacha golpeó a mi puerta,
como si golpeara  las grandes pasarelas
de mi moda sudaca,
    - embarazaste a la mama, me dijo.
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FATALES DESCENSOS EN ESTAS TIERRAS QUE HABITAN LO CÓSMICO:
Descendí de un semen occidente,
de una tragedia con pluma, y Revolución Tecnológica
-el día en que mi geografía citadina era llevada en un carro
hacia el banco mundial y tanques vía petróleo-
en donde me quedé estancado como un imán técnico de primerísimo
sol .
Como un primer mundo teórico
               le dije a la tribu quindomundista
               -sin pulmones, casi-:
soy la descendencia,
ese oro/ cobre, ese blanco hielo de su Andes,
ese neandertal con acento mapa,
con atuendo frondoso de tierras que caminan por mi espalda.
La tribu se mostró incrédula
-siempre repites lo mismo, masculló,
y me miraron furiosos tan ONU
que me fui corriendo como un Johnson
de rápido hacia el Parque Haiti,
y de repente, mi pelo era petróleo:
el Antu de la pléyade con olor a Lautaro
-es que todo el universo me bronceó sus trancas-. 
Ofuscado me tendí entre alimañas sextomundistas,
entre la flora artificial del hambre que dibuja un paraíso de metal,
cuando elle Europa me dijo:
-tienes el mejor traje de galán conquistador.
Como quería subir mi levedad
me inscribí en el Bellas Artes
           y de Artemisa industrial
           pinté el poema de la Insti:
una bandera minifalda, unos colores bronceados      eurokarmas.
La tribu me noqueó al gritarme:
tienes que sangrar hip-hop por el culo,
escupir rock o balada por tus venas,
imágenes por todos los rincones de tu estrella/ cielo. 
Me puse a llover diluvios, ojos convexos que dibujan miserias, máquinas que recorren los huesos tecnológicos, mansiones
media-agua, lentes que me hacen sentir un Tiresico anglicano
en la mira de las tragedias
                  y estoy tan solo/ antártico,
que soy           el nonato que jamás incendió su raza.


COMO TODO UN POETA POSTMODERNO DEL TERCER MUNDO
Me ocupé de los medios. Usé todos los códigos publicitarios.
Me emparejé con parlamentarios.
Con algunos ministros de justicia.
Fui el culo más codiciado. El traje muscular de tela
que incendió la raza.
En algunas instituciones dibujé poemas
rompiéndome las yemas de los dedos.
Me allanaron por informante, eso me dijeron
cuando entraron a mi casa/ cielo.
Les tiré capitalismos en sus frentes.
Sistemas querían los muy ladrones.
Les hice novelas negras en sus pensamientos,
geografías suicidas y retinas portátiles a las masas.
     Supe que tenía que irme. Irme de veras.
     Que se me estaban cayendo los
     volcanes y sus razas en mi cabeza, que mis textos
     se iban crucificando
                              con sus atuendos de gabardina
                              y globalización musical. 
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ES UN SUEÑO INFANTIL CON CUERPO DE ADULTO: 
El sol salía Kremlin cada mañana,
por la tarde se escondía Tokio,
mi ansiedad tenía la forma de una
superpotencia
y se travestía de primer mundo,
me daban ganas de reír medio oriente
o gritar viva mi paíscidio
pensando que los pachas me urnarían
cercándome de poder
hacia las galaxias de la Moneda Insigne.
Por algo me detenía a contemplar:
el paraíso genoma de mi visión usa-celestial,
y desde ahí encendía mis poemas
que proyectaban un estado multicolor
con la liberación de la individualidad en todo
su esplendor continente.
La tribu me miraba eurorreinato,
me decía señorito de cabellera mar.
Es que me veían tan ilusión a veces
que mi lenguaje parecía ser
la emoción mundial de los pueblos
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